Hace tres semanas estuve de guardia, (además de mediadora soy abogado de oficio en un extenso partido judicial, Requena, en la provincia de Valencia), y tuve que asistir a un menor en el Cuartel de la Guardia Civil. El chico de 15 años, había pegado a su padre biológico al que ni siquiera conocía: les abandonó cuando tenía meses, tras propiciar malos tratos a su madre.
Al parecer el día que ocurrieron los hechos el chaval llegó a casa un poco perjudicado, después de haber estado en las fiestas del pueblo con sus amigos , y su madre lo riñó, éste le dio una mala contestación y su padrastro le recriminó que se estaba comportando como su padre biológico.
Dicho y hecho tomó una barra de aluminio y salió a buscar a su padre, o dicho de otro modo, a "hacer el viaje de su vida" como les ocurre a muchos chicos adoptados o que no han conocido a sus padres biológicos, aunque en este caso, el viaje fue corto pues sigue residiendo en el mismo pueblo. Así que ni corto ni perezoso, el niño comenzó a preguntar y a tocar timbres hasta que finalmente dio con él; Y cuando le abrió la puerta le preguntó "¿eres mi padre?", a lo que el otro contestó que sí, recibiendo en ese mismo instante un buen golpe en la cabeza que le abrió una brecha que necesitó al menos ocho puntos de sutura.
El caso es que aunque la historia pueda resultar hasta graciosa, el resultado es grave, pues el padre denunció y ahora el chico se enfrenta a un proceso de menores por lesiones, en el que la indemnización puede ascender a dos o trescientos euros. Y cuando menos es chocante si pensamos que la madre va a tener que pagar una indemnización por los daños ocasionados por su hijo a la persona que, como progenitor, hizo total dejación de sus deberes prácticamente desde que nació.
Ni qué decir tiene que la conducta del chico no ha sido la correcta, y que no puede ir causando daño en la cabeza de nadie, aunque se trate del padre que maltrató a su madre y le abandonó a él, pero el desenlace, impecable desde el punto de vista legal, chirría si pensamos en términos de justicia.
Afortunadamente los Juzgados de Menores de Valencia cuentan con un servicio de mediación, y confío en que este caso se resuelva a través de la mediación penal de menores.
Si para la opinión pública en general es necesario saber que nuestro sistema legal tiene mecanismos para adecuarse y emitir una respuesta justa y proporcionada ante cada infractor, mucho más importante todavía es transmitir ese mensaje a un menor: la esperanza de que podemos juntos conseguir un futuro mejor y que él también tiene su parte de responsabilidad en ese futuro.
Al parecer el día que ocurrieron los hechos el chaval llegó a casa un poco perjudicado, después de haber estado en las fiestas del pueblo con sus amigos , y su madre lo riñó, éste le dio una mala contestación y su padrastro le recriminó que se estaba comportando como su padre biológico.
Dicho y hecho tomó una barra de aluminio y salió a buscar a su padre, o dicho de otro modo, a "hacer el viaje de su vida" como les ocurre a muchos chicos adoptados o que no han conocido a sus padres biológicos, aunque en este caso, el viaje fue corto pues sigue residiendo en el mismo pueblo. Así que ni corto ni perezoso, el niño comenzó a preguntar y a tocar timbres hasta que finalmente dio con él; Y cuando le abrió la puerta le preguntó "¿eres mi padre?", a lo que el otro contestó que sí, recibiendo en ese mismo instante un buen golpe en la cabeza que le abrió una brecha que necesitó al menos ocho puntos de sutura.
El caso es que aunque la historia pueda resultar hasta graciosa, el resultado es grave, pues el padre denunció y ahora el chico se enfrenta a un proceso de menores por lesiones, en el que la indemnización puede ascender a dos o trescientos euros. Y cuando menos es chocante si pensamos que la madre va a tener que pagar una indemnización por los daños ocasionados por su hijo a la persona que, como progenitor, hizo total dejación de sus deberes prácticamente desde que nació.
Ni qué decir tiene que la conducta del chico no ha sido la correcta, y que no puede ir causando daño en la cabeza de nadie, aunque se trate del padre que maltrató a su madre y le abandonó a él, pero el desenlace, impecable desde el punto de vista legal, chirría si pensamos en términos de justicia.
Afortunadamente los Juzgados de Menores de Valencia cuentan con un servicio de mediación, y confío en que este caso se resuelva a través de la mediación penal de menores.
Si para la opinión pública en general es necesario saber que nuestro sistema legal tiene mecanismos para adecuarse y emitir una respuesta justa y proporcionada ante cada infractor, mucho más importante todavía es transmitir ese mensaje a un menor: la esperanza de que podemos juntos conseguir un futuro mejor y que él también tiene su parte de responsabilidad en ese futuro.