Con motivo del Día Europeo de la Mediación, se ha puesto en circulación una pregunta en blogs, debates o artículos de prensa, que redactada de uno u otro modo, viene a preguntarse por qué la mediación no arraiga en nuestra sociedad.
Y a estas preguntas he escuchado respuestas de todo tipo, algunas bastante coherentes, y otras que se dedican a "echar balones fuera", o como dice el titular de este artículo, a ver la paja en el ojo ajeno. Para mí ver la paja en ojo ajeno es echar la culpa a las instituciones, pedir más recursos para fomentar la divulgación, o por ejemplo, decir que es un problema de educación, que no hay cultura del diálogo, o que la sociedad no está preparada para algo tan revolucionario, llegando incluso a denostar al ciudadano normal.
¿Pero qué ocurre con nosotros los mediadores, los formadores, los centros de mediación, las asociaciones, federaciones, foros varios... etc.?¿Qué estamos haciendo mal los que realmente nos dedicamos a la mediación?
Para empezar, se ha dado voz a quien no debería tenerla, es decir, a personas que no tienen formación en mediación pero cuyo discurso es del tipo "nosotros, en nuestra profesión llevamos años haciendo mediación, antes de que se llamara así". En segundo lugar, se han creado las expectativas de negocio mucho antes, incluso, de ordeñar la vaca, y por tanto, se intenta controlar de manera tan férrea para que no se nos escape la oportunidad, que no permitimos su expansión. Y en tercer lugar, como consecuencia de las dos anteriores, se ha relegado la importancia de la formación, hasta dejarla en la mínima expresión, de manera que cualquiera puede tener su diploma en mediación por un módico precio y unas módicas horas, e inscribirse en el Registro de Mediadores del Estado.
Los mediadores que se supone que vemos una oportunidad en toda crisis, y que buscamos siempre hacer el pastel más grande, estamos pensando en pequeño.
¿Y ahora qué hacemos? Resulta que tenemos mediadores "infra formados" conviviendo con mediadores de experiencia, con otros que dicen que no necesitan siquiera la formación, pero tienen la reputación y el talante adecuado para realizar un buen trabajo; pero ninguno de ellos tiene apenas espacio para mediar. Es cierto que en otras profesiones hay buenos, malos y regulares profesionales, pero también es cierto que si quieres que algo funcione, de inicio, vas a tener que dar calidad.
La solución nos remite a la modificación de los requisitos de formación de la Ley 5/12 de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles y de su Reglamento, y también a la Ley de Impulso de la Mediación. La solución pasa por hacer las cosas bien y no ver sólo la paja en el ojo ajeno.
Nati Rodríguez.
Mediadora y Abogado.
Y a estas preguntas he escuchado respuestas de todo tipo, algunas bastante coherentes, y otras que se dedican a "echar balones fuera", o como dice el titular de este artículo, a ver la paja en el ojo ajeno. Para mí ver la paja en ojo ajeno es echar la culpa a las instituciones, pedir más recursos para fomentar la divulgación, o por ejemplo, decir que es un problema de educación, que no hay cultura del diálogo, o que la sociedad no está preparada para algo tan revolucionario, llegando incluso a denostar al ciudadano normal.
¿Pero qué ocurre con nosotros los mediadores, los formadores, los centros de mediación, las asociaciones, federaciones, foros varios... etc.?¿Qué estamos haciendo mal los que realmente nos dedicamos a la mediación?
Para empezar, se ha dado voz a quien no debería tenerla, es decir, a personas que no tienen formación en mediación pero cuyo discurso es del tipo "nosotros, en nuestra profesión llevamos años haciendo mediación, antes de que se llamara así". En segundo lugar, se han creado las expectativas de negocio mucho antes, incluso, de ordeñar la vaca, y por tanto, se intenta controlar de manera tan férrea para que no se nos escape la oportunidad, que no permitimos su expansión. Y en tercer lugar, como consecuencia de las dos anteriores, se ha relegado la importancia de la formación, hasta dejarla en la mínima expresión, de manera que cualquiera puede tener su diploma en mediación por un módico precio y unas módicas horas, e inscribirse en el Registro de Mediadores del Estado.
Los mediadores que se supone que vemos una oportunidad en toda crisis, y que buscamos siempre hacer el pastel más grande, estamos pensando en pequeño.
¿Y ahora qué hacemos? Resulta que tenemos mediadores "infra formados" conviviendo con mediadores de experiencia, con otros que dicen que no necesitan siquiera la formación, pero tienen la reputación y el talante adecuado para realizar un buen trabajo; pero ninguno de ellos tiene apenas espacio para mediar. Es cierto que en otras profesiones hay buenos, malos y regulares profesionales, pero también es cierto que si quieres que algo funcione, de inicio, vas a tener que dar calidad.
La solución nos remite a la modificación de los requisitos de formación de la Ley 5/12 de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles y de su Reglamento, y también a la Ley de Impulso de la Mediación. La solución pasa por hacer las cosas bien y no ver sólo la paja en el ojo ajeno.
Nati Rodríguez.
Mediadora y Abogado.